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Juan Escobar y las fricciones que sí importan

Reyna Alejandra Fonseca Velázquez
4/nov/2015

Para esta entrevista, Juan Escobar llega a la Biblioteca del Instituto de Física a paso firme. Sube las escaleras rápidamente, se detiene, saluda, y se sienta en un sillón rojo para iniciar la charla que, curiosamente, versará sobre ese simple trayecto, en la ciencia que hay detrás del aparentemente trivial proceso de caminar. Esa ciencia responde a una palabra que lo ha acompañado durante muchos años y que ahora, como nuevo investigador del IFUNAM, cobra más importancia que nunca: fricción.

“Me parece fascinante poder encontrar cuál es el origen físico de la fricción (…) un fenómeno tan común al que nos enfrentamos todos los días al caminar. Si se puede entender desde un punto de vista muy fundamental, naturalmente surgirán aplicaciones y eso es deseable para todas las investigaciones de ciencia”.

Sus estudios sobre fricción, que lo han conducido al IFUNAM y que han atraído la atención de muchos científicos a nivel internacional, es solamente el eslabón más reciente de un andar que inició mucho antes de convertirse en físico.

“Desde niño, cuando la gente me preguntaba qué quería ser de grande, (…) la idea que más me gustaba era la de ser inventor”, dice sonriendo.

Guiado por un deseo nato de entender la naturaleza, ingresó a la carrera de física en 1995, en la Facultad de Ciencias de la UNAM. Ahí, encontró grandes profesores que lo inspiraron para seguir en el camino de la ciencia. Para su fortuna, estos grandes maestros, como él mismo los llama, hoy son sus colegas, ‘viviendo’ a unas puertas de distancia, como: María Esther Brandan, Eugenio Ley Koo, Rosario Jáuregui y Rolando Castillo.

Concluyó sus estudios de licenciatura con la tesis titulada “Vibraciones en una columna granular”, con Ramón Peralta-Fabi, como asesor. La investigación consistió en estudiar el comportamiento de medios granulares que interaccionan con distintos materiales, tanto teórica como experimentalmente.

Dentro de la UNAM no sólo aprendió a resolver integrales, y a cuestionarse para entender el funcionamiento de las cosas, también encontró un lugar para desarrollar y alimentar su cultura, pues es un gran amante de la música clásica, le encanta asistir al teatro, el cine, la lectura y, además, descubrió su amor por la salsa en línea, que se enseña en la cafetería de la Facultad de Ciencias.

Armado con tantas aptitudes, viró sus pasos al norte. Viajó a la Universidad de California, en Estados Unidos, y continuó ahí sus estudios de maestría y doctorado en Física Experimental, ambos tutorados por Seth J. Putterman, investigador del Departamento de Física y Astronomía de dicha universidad.

En la Universidad de California (UCLA, por sus siglas en inglés) encontró el lugar más adecuado para saciar su hambre de conocer la naturaleza por medio de la experimentación.

Llevó a cabo un posdoctorado breve sobre estudios de la fricción entre metales y semiconductores así como la creación de rayos X por métodos tribológicos (métodos asociados a la fricción de materiales), de la que salió una patente.

“Con la investigación que hice originalmente sobre la generación de rayos X se creó una compañía en Estados Unidos (…) es una manera muy económica de generar rayos X y la compañía parece ir muy bien”, destacó.

Video en el que participa Juan Escobar para explicar su trabajo en la Universidad de California.

Al concluir su especialización en física experimental, decidió volver a México en 2009. Lo que podía parecer un cliché, resultó un hecho: devolver a su país el apoyo que le brindó para profesionalizarse en eso que tanto le gustaba y, en sus palabras, “contribuir a la formación de nuevos científicos que sean competentes a nivel mundial”.

A su regreso, fue profesor visitante del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (CINVESTAV) y del Departamento de Física de la Universidad Autónoma Metropolitana durante un año e hizo un posdoctorado en el IFUNAM.

Aquí reaparecieron sus deseos infantiles de ser inventor y los concretó creando un microscopio para estudiar la interacción entre líquidos y sólidos, que permite estudiar con mucha precisión la forma en que entran en contacto estos dos materiales.

En eso estaba cuando apareció la oportunidad de trabajar como investigador en este Instituto. Luego de un proceso de entrevistas, presentaciones y evaluaciones por distintos comités, fue elegido.

Ahora, en su reciente entrada al IFUNAM, Escobar montará los laboratorios y el equipo necesario para continuar con sus investigaciones sobre la producción de rayos X por métodos tribológicos, el estudio de la fricción entre metales y semi-conductores y explorar las aplicaciones en distintos campos de estudio de los sistemas complejos.

Además, planea mejorar el microscopio que inventó en su estancia posdoctoral en el IF. Cuenta con las colaboraciones de Rolando del Castillo, García Naumis, Isaac Pérez y Raúl Esquivel, con quienes, dice, podrá enriquecer y desarrollar su trabajo.

“Me gusta mucho todo, estar dentro de la UNAM y en el Instituto es el lugar ideal(…) y la parte más importante son los colegas. Estoy muy contento de conocer a la gente del Instituto y tengo varias colaboraciones en marcha”, dice con entusiasmo.

Fuera de su agenda como investigador, siempre encuentra tiempo para tocar la guitarra, salir a correr y leer. De vez en cuando le surge la inspiración y se pone a escribir novelas; en ellas, recrea mundos en los que también hay ciencia y fricciones de otro tipo, personajes que se debaten entre su trabajo y su moral, y en los que la vida, como en la suya misma, está intrínseca la exploración, la curiosidad y la permanente búsqueda de respuestas.