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La científica con la versatilidad del grafeno: Laura Serkovic

Mariana G. Sixtos
24/jun/2016

Desde moléculas con larguísimos nombres y con decenas de átomos hasta materiales de nueva generación como el grafeno, han pasado por las manos y la versátil mirada académica de Laura Serkovic, quien es, desde octubre de 2015, investigadora el IFUNAM.

Estudió Física en la Pontificia Universidad Católica del Perú. Y al terminar, postuló a la maestría en el Centro Atómico Bariloche, en Argentina, pero la aceptaron directamente al doctorado. Ahí, empezó a trabajar en un laboratorio de Física Atómica con el frenado de protones en láminas delgadas de aislantes como floruro de litio y floruro de aluminio.

De acuerdo con la investigadora, el poder de frenado de iones en la materia ha sido un tema de investigación desde hace varios años y es la base de diversas aplicaciones en la ciencia de materiales, física médica y otras áreas.

“Más recientemente, con el desarrollo de dispositivos electrónicos más rápidos, que requieren dispositivos semiconductores producidos por implantación iónica, en general más reducidos en tamaño, el conocimiento de los procesos de implantación y transferencia de energía a bajas velocidades se ha vuelto crítico”, se lee en la tesis doctoral de la investigadora.

También la investigadora trabajó en el estudio de la adsorción de moléculas 1-ethylpropylperylene-3,4,9,10-tetracarboxdiimide (EP-PTCDI) -una molécula de 74 átomos- que fueron adsorbidas sobre una superficie de silicio y plata. El objetivo de estos trabajos fue formar capas delgadas, ordenadas y semiconductoras, pues permiten controlar los cambios de estado de las moléculas y así generar superficies supramoleculares, con aplicaciones en sensores de gas, o fotocatálisis en dispositivos optoelectrónicos como diodos emisores de luz, transistores, y celdas solares.

Posteriormente hizo varios posdoctorados: uno en Nancy, Francia, con un microscopio de efecto túnel donde estudió las aleaciones metálicas de alumino-cobre, aluminio-cobalto y aluminio-hierro en diferentes proporciones, así como con espectroscopia de rayos X, luz ultravioleta, y difracción de electrones lentos.

Más tarde, se mudó a París. Ahí, mientras caracterizaba muestras de grafeno sobre SiC en el sincrotrón Soleil, producía también grafeno en un horno de deposición química de vapor (CVD). Laura no había sintetizado materiales, así que tuvo que empezar desde cero, aprendiendo a usar el horno y los demás equipos de síntesis.

Finalmente, llegó al Instituto de Ciencias Físicas de la UNAM en Cuernavaca, México, a hacer el cuarto posdoctorado con distintos investigadores, poco antes de presentarse la oportunidad de trabajar en el Instituto de Física. Desde 2015, la investigadora trabaja en este Instituto con el objetivo de montar un laboratorio experimental de grafeno con un horno CVD, como el que conoció en Paris, y producir grafeno.

“El grafeno es una monocapa de átomos de carbono como un panal de abeja, con una estructura hexagonal hueca que se descubrió en el 2004 con André Geim y Konstantin Novoselov, ambos de nacionalidad rusa. Si el grafito del lápiz se separa tan fácilmente -y por eso podemos escribir-, imagínense si lo separamos controladamente y llegamos a capas muy delgadas”, dice Laura, entusiasmada.

Esa fue la clave del descubrimiento de Geim y Novoselov. Con cinta adhesiva separaron capa por capa de grafito hasta obtener una monocapa. Al observarla con un microscopio de fuerza atómica, cuya función es topografiar en escala atómica, se dieron cuenta que el grosor de la capa tenía un atómo de altura. Los experimentos que hicieron después con el grafeno, los hicieron merecedores del premio Nobel en Física 2010.

El grafeno es mejor conductor que el cobre, más fuerte que el acero, transparente, flexible y, además, un buen conductor térmico. De acuerdo con la investigadora, a partir del 2006, este material ha propiciado un crecimiento exponencial de experimentos, publicaciones y patentes.

Laura con el manipulador de películas delgadas. Foto: Centro Atómico de Bariloche.

En la actualidad, Serkovic tiene colaboraciones sobre grafeno con otros grupos. En Astronomía, por ejemplo, intentan utilizar el grafeno para generar un espejo parabólico deformable, con circuitos eléctricos y magnéticos.

Otro de sus proyectos está en Nancy, Francia, con Juan Carlos Rojas Sánchez y con Albert Fert, donde se han realizado multicapas de material ferromagnético, grafeno y otro material no magnético, para medir el Efecto Hall de Spin Invertido, que es un fenómeno que convierte la corriente de espín en una corriente eléctrica. Y aunque nadie sabe qué aplicaciones tendrá a futuro, podría mostrar nuevos esquemas para la conversión de energía.

Un proyecto más lo tiene con Juan Escobar, también investigador del IF, en el que tratan de medir las fuerzas de fricción del grafeno con gotas de agua o mercurio. Asimismo, colabora con Cecilia Noguez, Raúl Esquivel, Carlos Villagómez y Guiseppe Pirruccio, todos del IF, en un proyecto en el que estudiarán la tranferencia de calor a escala nanométrica, donde la ley de Stefan Boltzmann ya no se cumple.

Laura prepara el laboratorio para para comenzar a elaborar estos proyectos, y mientras eso ocurre, manifiesta la versatilidad también en sus ratos libres: lee muchas novelas policíacas, en las que las protagonistas son detectives, periodistas y policías; acude frecuentemente a la Cineteca Nacional; los sábados, toma un taller de teatro; y siempre que puede disfruta de la música de la región que la vio nacer. La música criolla peruana, el folklor argentino, el folklor chileno y el son jarocho son algunos de los géneros que le gustan. “Cada vez que hay para zapatear, aunque no sepa, zapateo”, dice, entre risas, la joven investigadora.