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Las teorías sobre el naufragio del barco imperfecto

Karina Maldonado Portillo
18/apr/2012

Si el mar entraña misterio, la ciencia se ocupa en develarlo. A 100 años del trágico naufragio del Titanic, las teorías que intentan responder por qué se hundió el transatlántico con la mejor tecnología de la época siguen vigentes y con más ciencia que nunca.

Una de ellas, publicada recientemente por el Instituto de Física (IOP) de los Estados Unidos, analiza las circunstancias físicas en las que se desarrolló el hundimiento de la nave que pudieron influir para que gran parte de la tripulación falleciera en el suceso.

La teoría más aceptada establece que el barco se hundió a consecuencia de los daños ocasionados por el choque contra un iceberg; sin embargo, gracias a nuevas herramientas que permiten recrear de diferentes maneras tanto el choque como el hundimiento, se han encontrado factores que habían pasado desapercibidos y que revelan que el encuentro con el iceberg pudo ocasionar una tragedia menor si las autoridades hubieran actuado con más astucia y seguridad.

El artículo del IOP, titulado “La tormenta perfecta”, toma en cuenta factores inherentes al barco como el tipo de material con que fue construido y concluye, después de analizar distintos estudios, que el acero empleado para hacer los remaches de la nave no era el idóneo.

“Los remaches no se colocaron de igual manera en las áreas planas que en las partes curvas por cuestiones de la forma del barco, de la ‘remachadora’ y por la tecnología; es decir, en algunos casos los remaches tuvieron que ponerse manualmente, lo cual pudo afectar en el choque”, explica Lauro Bucio Galindo, investigador especializado en metalurgia del IFUNAM.

La constitución y colocación de los remaches es relevante debido a que estos se utilizan para unir de forma permanente las placas de las embarcaciones. En un choque, las placas con remaches más resistentes solo resultan con algunas abolladuras, mientras que las unidas manualmente funcionan como una especie de bragueta que separa las placas y que, con cierta presión como ocurrió con el Titanic, abre una ruta para que el agua entre más fácilmente.

Sumado a ello, dice Bucio, la variación del metal en las placas de acero y los remaches influyó en gran medida en la tragedia ya que era “acero dulce, que tiene impurezas”, el cual es “de buena calidad pero no el mejor que había”.

El acero dulce es un tipo de acero que contiene una porción mayor de carbón. Entre sus características están su gran ductilidad y resistencia a la corrosión, y probablemente se utilizó para reducir costos.

De acuerdo con Bucio, la ductilidad es una propiedad de algunos materiales y, en especial, de las aleaciones como el acero que hace que se deformen sin romperse ante la aplicación de una fuerza-: “cuando aplicas una fuerza, los átomos se pueden deslizar fácilmente una capa sobre otra, como un chicle, pero cuando bajas la temperatura en lugar de tener ese comportamiento, los átomos provocarán una fractura”, como probablemente sucedió cuando el barco impactó con la roca de hielo.

A pesar de los adelantos en cuanto a teorías relacionados con la “física del hundimiento” y, en especial, a los materiales de construcción de la nave, siguen habiendo obstáculos que impiden hacer conclusiones determinantes.

No se sabe todavía qué tan fuerte fue el impacto del Titanic contra el iceberg, y sin ese dato, explica Bucio, resulta imposible calcular si, en efecto, mejores remaches hubieran servido. De cualquier modo, según el estudio del IOP, hubo un elemento más grave que los detalles de la construcción del barco.

El Titanic fue construido por la White Star Line con la mejor tecnología de ese entonces. Su competidora, Cunard Line, había logrado atravesar el océano en menos de una semana con el trasatlántico Lusitania en 1906. Debido a ello la White Star Line se propuso crear una mejor embarcación que superara las hazañas de la Cunard Line. El resultado fue Titanic, cuyo arrogante nombre lo decía todo: era el barco más grande y lujoso que se había creado hasta ese momento.

El exceso de confianza que ocasionaron las tres gigantescas máquinas de vapor y su turbina provocó una de las mayores tragedias marítimas pues sus dirigentes ignoraron las constantes advertencias de icebergs en la zona, a pesar de que era una ruta recurrente y era posible monitorearla, tal y como lo menciona el estudio del IOP.

Bucio coincide en que “el principal factor para el hundimiento del Titanic fue la negligencia. No haber hecho caso a las advertencias de hielo en el mar, es decir, prevenir el choque. El segundo factor fue la constitución de la nave”.

“Hay que saber manejar las cosas que se construyen. Por más tecnología que se utilice en la construcción de un vehículo, si tú no lo manejas bien, éste se puede volver pedazos”, concluye el investigador.


El doctor Lauro Bucio, especialista en metalurgia del IFUNAM.



Ainissa Ramírez, de la Universidad de Yale, explica el misterio de los materiales del Titanic

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