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Estudiar Física en la UNAM: por una comunidad libre de estereotipos para ellas

Aleida Rueda
7/sep/2016

¿Qué dificultades tiene una mujer que decide estudiar física? ¿Las mismas que un hombre? ¿Las mismas expectativas de vida profesional? ¿Los mismos retos y las mismas recompensas? ¿Los mismos salarios? ¿Los mismos tiempos para dedicarle a la investigación? ¿Las mismas dificultades en la UNAM que en cualquier otra universidad?

Como parte de campaña HeforShe de la Organización de Naciones Unidas (ONU Mujeres), el Instituto de Física organizó el 1 de septiembre la mesa de discusión “Nosotros por ellas en la Física”, en la que el director del IF Manuel Torres Labansat, las investigadoras María Ester Brandan y Rosario Paredes, así como Mariana Jaber, estudiante asociada, y Hortensia Moreno, del Programa Universitario de Estudios de Género, intentaron dar respuesta a algunas de esas preguntas.

En principio, dijo Moreno, hay que notar que la entrada tardía de las mujeres en la universidad es resultado de una situación histórica de finales del siglo XIX y principios del XX en la que las mujeres no estudiaban en la universidad, incluso se les prohibía explícitamente su ingreso. Pero a partir de 1980, “la UNAM se feminizó”. En 1980 había 59 mujeres por cada 100 hombres, y en 2009, ya eran 108 por cada 100 hombres.

Datos del documento del PUEG "Intrusas en la UNAM".

Lo interesante es que a pesar de que la Universidad está feminizada, no está feminizada de manera uniforme. Desde un punto de vista horizontal, hay áreas del conocimiento que tienen una mayoría femenina (como la investigación humanística) y áreas más masculinas (como la investigación científica). Y desde un punto de vista vertical, la que se refiere a las posiciones de poder o de toma de decisiones (o de investigador C, la escala más alta para la investigación dentro de la UNAM), la proporción de los hombres supera el 55% en la investigación en humanidades, pero en ciencias rebasa el 80%.

Aún dentro de las ciencias, hay diferencias interesantes: mientras que en las ciencias biológicas y de la salud, la proporción de mujeres llega al 66%. En las ciencias físico-matemáticas e ingenierías no supera el 27%.

Para Moreno, parte de la razón que explica estos porcentajes es que “las mujeres tenemos problemas distintos a los hombres a la hora de conciliar le trabajo profesional con la familia”. Hay más mujeres académicas en la UNAM que reportan no tener pareja que hombres. “Pareciera -dice Moreno- que para los hombres es una ventaja estar casados en términos profesionales porque se olvidan de los trabajos domésticos, mientras que las mujeres tienen que hacer eso y además avanzar en su vida profesional”.

La UNAM es hasta ahora la única universidad mexicana que se une a la campaña HeforShe de ONU Mujeres. Foto: Pedro Zaldívar.

Las estudiantes… ¿libres de discriminación?

¿Eso es un reflejo de la vida académica de las mujeres que estudian física? Para la estudiante asociada, y doctora en cosmología Mariana Jaber, la respuesta es no. Tampoco Rosario Paredes dijo haber sentido una desventaja por su género en su carrera académica. Tampoco lo sintieron la mayoría de las egresadas de la maestría en Física Médica, quienes enviaron sus respuestas a María Ester Brandan, coordinadora de la maestría, tras una breve encuesta que hizo para esta mesa de discusión.

“No hay una desigualdad que se vive como estudiante del posgrado en física. Lo que sí hay es una disparidad en el número. Habemos poquitas mujeres. Aunque no me afectó, no significa que no debamos hacer nada. Es un problema que debemos entender: ¿qué está causando esta situación?”, dijo Jaber.

Para ella, la posible razón proviene de una etapa temprana, cuando las mujeres deciden estudiar y sus padres no lo ven como una prioridad sino como una pérdida de tiempo y no reciben ningún apoyo para hacerlo. “Si a esas niñas no se les permite ir a la secundaria, es difícil verlas en nuestras aulas de mecánica analítica”. Además, dijo, “es distinto verlo dentro de la UNAM que fuera de ella” y recordó cómo una conocida que era la única mujer en una carrera de ingeniería en la Universidad de Campeche en 2005 fue ‘apoyada’ por el director de la misma para irse a ‘una carrera más fácil’. “Y eso apenas fue 2005, no estamos hablando de los sesentas”.

Rosario Paredes abordó, justamente, el tema de las estudiantes y los perfiles de ingreso a la carrera de Física en la UNAM. De acuerdo con datos del Portal de Estadísticas Universitarias, en 2002 fueron 33 mujeres que entraron a la carrera de Física por pase reglamentado, y 66 hombres. En 2016, la cifra llegó a 70 mujeres, contra 195 hombres. Pero lo cierto es que la población de hombres, comparada con otras carreras como Derecho y Medicina, es también pequeña. “Todo es relativo”, dijo Paredes. Es probable que tanto Derecho como Medicina hayan empezado así, y que en algún momento nos vayamos a emparejar también en las ciencias.

“Lo más grave - dijo - es el nivel de deserción general de la población mexicana. Los 14 millones (siete, de niñas y siete, niños) que cursan la primaria se reducen a 2 millones (para ambos géneros) en secundaria, y luego, en preparatoria, apenas supera el millón en cada género. “Quiere decir que hay un problema de educación y ahí sí estamos muy parejos”, dijo la investigadora.

Mariana Jaber, Manuel Torres y Rosario Paredes. Foto: Pedro Zaldívar.

Mirando al futuro: reconocer el problema, primero

Manuel Torres reconoció que a pesar de que el 20% de presencia femenina en el Instituto de Física es mayor comparado a los porcentajes de otros institutos de investigación científica, “no parece que en el futuro vaya a haber un aumento. E inclusive podría haber evidencia de que el porcentaje va a reducirse. Y eso sí me preocupa”, dijo.

Como recomendaciones, Rosario Paredes planteó campañas de orientación vocacional que dirijan a las mujeres hacia las carreras que elijan, independientemente si no son “consideradas para las mujeres”; incentivar la investigación sobre las causas de la deserción femenina en la educación medio superior y superior; así como diseñar programas especiales (guardería, apoyos, permisos…) para estudiantes, profesoras e investigadoras con hijos.

“Conociendo mejor la situación, conociendo los errores que quizás cometemos sin darnos cuenta, errores que refuerzan los estereotipos culturales, pudiéramos facilitar el desarrollo de las estudiantes y colegas a nuestro alrededor”, dijo Brandan.

También propusieron hacer un Código de Ética, que incluya el perfil de género; incluir más mujeres en las comisiones dictaminadoras y órganos de evaluación; fortalecer vías de denuncia que realmente conlleven a acciones punitivas; mejorar la seguridad en el ambiente de trabajo y en Ciudad Universitaria; así como dar una mayor visibilidad a las historias de éxito de las académicas del Instituto para motivar a que más mujeres estudien carreras científicas.

“Vamos a tener una serie de acciones para sensibilizar a la comunidad sobre esta problemática. No es ajena. Quizás en el Instituto de Física han sido menores los casos, o pocos, pero siempre hay que estar atentos”, dijo el director.

“Creo que hay mucho que podemos hacer y lo tenemos que hacer todos -concluyó María Ester Brandan-. Pequeños cambios pueden tener grandes efectos”.

María Ester Brandan y Hortensia Moreno. Foto: Pedro Zaldívar.

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Ver mesa de discusión:

Nosotros por ellas en la Física