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Edgar Casanova se une al LANCIC, donde la ciencia y el arte se encuentran

Danna Oassis López Pérez
18/oct/2016

Como parte de una iniciativa multidisciplinaria que combina ciencia y arte, Edgar Casanova, a través de las cátedras CONACyT, se integra al Instituto de Física como parte del recién inaugurado Laboratorio Nacional de Ciencias para la Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural (LANCIC).

LANCIC IF-UNAM es una de las 5 sedes que tiene este laboratorio sin fronteras, que se encuentran en los institutos de Química e Investigaciones Estéticas de la UNAM, en el Instituto Nacional de Investigaciones Nucleares y el Centro de Investigaciones en Corrosión de la Universidad Autónoma de Campeche.

Nacido en el poblado de Camajuaní, Cuba, donde las fiestas tipo carnaval conocidas como parrandas son toda una tradición, Casanova, como muchos otros niños y familias de los alrededores, estuvo siempre involucrado en los preparativos de la celebración. “La vida del pueblo básicamente gira en torno a eso [las parrandas], ocurre una vez al año y te pasas el resto del año preparando lo que vas a hacer ese día”, cuenta Casanova.

Fue quizá esa cercanía con actividades “manuales” lo que lo hizo considerar al diseño y el arte como posibles carreras. Sin embargo, cuando en 1995 inició sus estudios universitarios en el Instituto Superior de Ciencias y Tecnologías Nucleares de la Habana fue en radioquímica en lo que encontró su verdadera pasión.

Más tarde realizó sus estudios de maestría en el Instituto Superior de Ciencias y Tecnologías Aplicadas, también en la Habana, en los que abordó la aplicación de técnicas nucleares al desarrollo de fármacos. Por invitación de algunos de sus amigos que se encontraban en México, decidió cambiar de rumbo para sus estudios doctorales. “Mis amigos me conocían, sabían que este nuevo tema me iba a gustar y de hecho así me dijeron: Mira, tú tema de investigación va a ser éste: el estudio del patrimonio cultural, te tenemos envidia”. Y no estaban equivocados. “Aunque extrañé muchísimo, y todavía extraño lo que hacía de radioquímica, esto me encanta”, asegura.

Así fue como en 2008 llegó a México para iniciar sus estudios en ciencia e ingeniería de materiales bajo la asesoría de José Luis Ruvalcaba Sil, investigador del Instituto de Física quien inició la rama de conservación de patrimonio cultural mediante técnicas espectroscópicas en este instituto y que años más tarde se consolidaría como coordinador del LANCIC.

Si la obra de arte no va a ti, ve tú a la obra de arte

El trabajo en LANCIC-IFUNAM consiste principalmente en desarrollar y aplicar técnicas espectroscópicas portátiles para el estudio del patrimonio cultural; entre otras cosas se analizan los materiales con los que las obras de arte están hechas, y eso no es una labor sencilla.

No siempre es posible transportar las piezas al laboratorio para su estudio, ya sea por razones legales, financieras (pues algunos seguros son muy caros) o simplemente porque son piezas fijas. Analizar una obra de arte requiere la utilización de muchas técnicas, por eso es necesario encontrar una manera de poder hacer estos estudios portátiles.

La mayoría de las técnicas utilizadas son técnicas espectroscópicas, es decir, aprovechan el hecho de que los materiales reaccionan de manera diferente a la luz. Existen sustancias que absorben ciertas longitudes de onda o que al ser excitadas emiten luz (también con una longitud de onda específica). Así, al analizar los espectros de absorción y de emisión de los materiales es posible, en muchos casos, obtener información de su composición. Por ello, el primer paso en el LANCIC-IFUNAM es obtener varias imágenes de la obra utilizando luz visible, infrarroja, ultravioleta y “falso color” que consiste en sustituir algún canal en la luz visible por luz infrarroja y posteriormente obtener otra imagen.

El resultado sirve para explorar la historia de cada pieza. Las nuevas imágenes obtenidas a través de las técnicas espectroscópicas les dan información sobre los materiales con los que está hecha la pintura u obra de arte. Existen estudios para relacionar el color obtenido en estas imágenes con las longitudes de onda específicas a las respuestas de ciertos materiales A simple vista, con nuestra clásica luz visible, sería imposible ver, por ejemplo, si los materiales o pigmentos de una pieza son iguales o difieren, pero sí lo es al tener diferentes imágenes de la pieza.

“Para poder entender bien qué hay [en una obra de arte] no te basta con ninguna de estas técnicas por sí mismas, normalmente tienes que utilizar dos o tres o cuatro técnicas juntas”, explica Casanova.

Analizar patrimonio cultural nos da información que va más allá de la caracterización misma de los componentes. En ocasiones es posible hacer un análisis tan detallado que se notan las capas con las que fue elaborada una pintura y los cambios que fue sufriendo durante su elaboración.

El saber con qué tipo de pigmentos fue realizada cada pieza nos da información sobre la paleta del artista, los componentes históricos de la misma: si utilizaba materiales y técnicas europeas o locales, o si usaba muchos materiales o simplemente mezclas de unos cuantos. Toda esta información pueda ayudar a los restauradores a elegir un mejor curso de acción y escoger materiales que no dañen los presentes en la pintura.

Pero además es posible ir más allá de la pieza y su construcción y empezar a explorar, por ejemplo, qué tipo de minerales la constituyen. Debido a que varios de los yacimientos de minerales y piedras específicas están bien localizados, al identificar un tipo de mineral es posible establecer rutas de intercambio o de tributo que se dieron en los tiempos prehispánicos, por ejemplo.

Trabajar con obras de arte y en sitios arqueológicos puede ser muy gratificante, y va más allá de los aspectos intelectuales del análisis de los materiales. Después de la jornada de sus trabajos en los museos o las zonas arqueológicas, Edgar ha tenido la oportunidad de recorrer las zonas, guiado por los mismos arqueólogos. Nada en esas experiencias tiene comparación porque sabe que a pesar del cansancio y las dificultades, está trabajando en la noble labor de desentrañar, con ciencia, la historia misma.

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