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LANCIC estrena documental sobre mural de Diego Rivera

Carlos Antonio Sánchez
28/feb/2017

Muy probablemente, el famoso Diego Rivera nunca se imaginó que la ciencia estudiaría una de las obras más polémicas de su catálogo: un mural de 150 personajes de México, de 15 metros de largo por 4.50 metros de ancho, titulado “Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central”, al que le dio la última pincelada el 15 de septiembre de 1947.

Durante un año, un grupo de investigadores realizó un análisis minucioso del mural, partícula por partícula y átomo por átomo. Parte de sus resultados se mostraron en el documental “Los caprichos secretos de Diego”, cuya primera parte se presentó en la sala Julio Prieto del Centro Cultural Universitario el viernes 17 de febrero.

El proyecto está a cargo del Instituto de Física de la UNAM, en manos del equipo de los investigadores que conforman el Laboratorio Nacional de Ciencias para la Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural (LANCIC), uno de los más avanzados a nivel internacional, con más de quince años activo y liderado por José Luis Ruvalcaba Sil, investigador del Instituto.

Por medio de la imagenología (una técnica no destructiva de irradiación), el objetivo del equipo del LANCIC fue conocer la paleta cromática de Rivera, además de hallar de dónde exportó cada color a México y “entender su obra, su método y su técnica”, explicó Ruvalcaba durante el estreno.

El procedimiento consistió en tomar más de 2,500 fotografías del mural, a distintos espectros de onda, para luego analizarlas en el laboratorio con tecnología como el infrarrojo de alto color para conocer cuántos pigmentos tiene la obra, y la radiografía digital, para conocer la estructura sobre la que está montada.

Y hay resultados interesantes. El equipo del LANCIC encontró la estructura química de cada pigmento de color que usó Diego Rivera en la obra. Esto puede ser útil para que, si algún día requiere restauración, eviten usar los mismos componentes que él usó, de manera que la obra original se diferencie de la rescatada. También encontraron algunas fracturas que tenía el mural, visibles sólo con una cámara especial del LANCIC capaz de detectar diferentes espectros de ondas.

Gracias a unos puntos en el rostro de Frida Khalo, los investigadores pudieron descubrir que Rivera utilizó plantillas, muy probablemente, como parte de un boceto que llevó a cabo para estructurar la obra. Esto es algo que nunca había sido documentado; incluso Rina Lazo, asistente de Diego y quien aún vive, dijo en varias ocasiones que Rivera no usaba estas guías en sus obras.

Sin dar resultados finales aún, el equipo de científicos está analizando las fotografías del mural y más de trescientos pigmentos que lo conforman. Ha sido un trabajo contra reloj debido a que únicamente pueden trasladarse al Museo Mural Diego Rivera, en el centro de la ciudad los lunes, cuando el museo cierra sus puertas al público.

“Los caprichos secretos de Diego” se estará presentando en Filmoteca de la UNAM. Relata el trabajo que llevaron a cabo los investigadores, e incluye entrevistas a Ruvalcaba y su equipo de colaboradores así como a Mercedes Sierra, docente de la carrera de Diseño y Comunicación Visual de la FES Cuautitlán.