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Aurore Courtoy, políglota en el lenguaje de la física

Evelyn C. Ayala
15/ene/2018

“En Bélgica, lo normal es casarse a los 25 años, tener hijos y estar en casa. Mi familia es muy clásica y nadie se dedica a la ciencia así que no me animaron mucho para estudiar física, porque según ellos, es un tema para chicos”, relata la investigadora belga Aurore Courtoy, quien, a pesar de todo, inició su etapa hace unos meses como investigadora en el Instituto de Física.

Aurore Courtoy en Perfiles IFUNAM. Realización: Carlos Antonio Sánchez. Entrevista: Evelyn C. Ayala. Unidad de Comunicación, 2018.

Sus padres estaban dedicados a la milicia belga, así que desde niña Aurore Marie Pascale Nicole Courtoy tuvo que mudarse recurrentemente a otras regiones del país mientras decidía cuál sería su vocación. “Siempre me gustó la literatura y la física, y estaba dudando entre las dos. Pensé que la literatura podía estudiarla por mi cuenta, y que en cambio la física era mucho más complicado estudiarla así”, asegura. Así que ingresó a la Universidad de Lieja para estudiar la carrera de física.

Con la inquietud de conocer otros laboratorios, concursó por una beca para realizar el Diploma de Estudios Avanzados (DEA), en la Universidad de Valencia en España, donde terminó los dos años del DEA y otros dos para terminar su doctorado en distribuciones del partón generalizadas de la estructura del pión y del espín de hadrones.

Además de su trabajo académico, fue una buena oportunidad para aumentar su habilidad para los idiomas: Aurore habla francés, inglés, español e italiano. “Nunca me costó mucho pensar que podía aprender otro idioma porque en Bélgica tenemos la costumbre de escuchar muchos: al norte se habla neerlandés, al sur francés y al este, alemán, y en la escuela se aprende uno de los otros”.

Al terminar su tesis de doctorado hizo una estancia posdoctoral que la llevó a alojarse a más de 1,300 kilómetros de España: en Pavía, Italia. Aunque aprendió mucho del intercambio cultural de la ciudad, académicamente no estaba satisfecha. Así que volvió a Bélgica como investigadora asociada en física fundamental, que le permitía, además, seguir colaborando con equipos de física experimental en Italia.

Debido a que su esposo, a quien conoció en España, consiguió una plaza en el Instituto de Física de la UNAM, Aurore Courtoy decidió probar suerte en México. “Estuve ocho meses en el edificio Colisur del IFUNAM como investigadora posdoctoral y después conseguí una plaza en León; posteriormente conseguí una cátedra en el Cinvestav de Zacatenco, en la Ciudad de México, en la que estuve año y medio”, dice.

Finalmente, Courtoy decidió competir por una plaza en el IFUNAM lo que la llevó a plantear un proyecto llamado “Fenomenología de la estructura hadrónica a través de las distribuciones de partones” (una partícula fundamental hipotética que formaría parte de un hadrón) o, como ella dice, “el enlace entre experimento y teoría de la física hadrónica”.

Hoy, su idioma en física incluye hadrones y quarks (partículas elementales masivas que forman hadrones): “realizo la investigación fundamental del Universo y la materia para entender y explicar cómo estamos constituidos los humanos”, explica.

Aunque los físicos conocen la teoría que hay detrás de los neutrones y protones aún no pueden aplicarla del todo a la experimentación, por ello, el proyecto de Courtoy dentro del Instituto de Física consistirá en elaborar modelos teóricos, una especie de lenguaje nuevo, que simplifiquen esta tarea.

Aurore Courtoy también disfruta de la literatura y de practicar el yoga, una disciplina que la llevó a certificarse como maestra cuando aún residía en Bélgica.

Para la investigadora, su nueva etapa en el Instituto de Física incluye emprender proyectos que propicien la visibilidad de la ciencia hecha en México y su impulso en las tendencias globales de investigación en la física hadrónica.

“A nivel científico, México es más flexible para adaptar los temas. Trabajar en la UNAM implica tener más visibilidad en el mundo y mayor posibilidad de conocer gente dinámica”, asegura Courtoy.

Ahora, con su exitosa trayectoria académica, esa idea de la infancia de que “la física es solo para chicos” es parte del pasado, pero de vez en cuando la recuerda para demostrar que a veces la gente se equivoca.