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Culturas del Nevado de Toluca continuaron ritos tras conquista

Iván Téllez
19/sep/2018

Los grupos que habitaron los alrededores del Nevado de Toluca, como los matlatzincas, continuaron con sus ritos durante y después de la conquista, pese a ser actividades prohibidas por los conquistadores.

Esta es una de las conclusiones que arrojó la datación de algunos objetos antropológicos encontrados en los lagos del volcán, y que fue llevada a cabo por investigadores del Laboratorio de Espectrometría de Masas con Aceleradores (LEMA) del Instituto de Física (IF) de la UNAM.

Según el Consejo Estatal para el Desarrollo Integral de los Pueblos Indígenas del Estado de México, los matlatzincas es una comunidad que ha habitado en el Valle de Toluca desde el año 1120, y se tenía registro de que asistían a la cumbre del Nevado de Toluca a realizar ritos relacionados con la petición de lluvias a los dioses.

El artículo "Radiocarbon Dating of Underwater Archeological Objects from Nevado de Toluca, Mexico", publicado en la revista Radiocarbon en 2017, concluye que los habitantes de ese entonces continuaron dichas tradiciones clandestinamente, ya que los españoles prohibieron dichas actividades culturales al llegar al país.

“Uno puede pensar que una vez que llegan los españoles, las prácticas rituales cambiaron por completo. Sin embargo, los objetos encontrados y sus edades apuntan a que dichas prácticas continuaron -y persisten hasta nuestros días- porque existen objetos modernos ofrendados en rituales de mística prehispánica”, explicó Corina Solís, quien es coautora del artículo y coordinadora del LEMA.

Solís y el equipo del LEMA llegaron a esa conclusión tras encontrar que los objetos analizados (que incluyen estatuillas, copales de maguey e incensarios) pertenecían a años posteriores al 1519, año en que inició el proceso de conquista.

Según la investigadora, además, hubo periodos en los que se llevaron a cabo estas actividades en mayor medida, antes del dominio azteca alrededor del 1300. Los aztecas interactuaron con otras culturas hasta dominarlas e imponer sus propias prácticas rituales alrededor del 1430.

“Hubo un periodo climático, durante el cual se realizaron los ofrendas con mayor frecuencia, coincidente con periodos de sequías a inicios del posclásico temprano y a finales del posclásico tardío, entre 1200 y 1519, antes de la llegada de los Aztecas y los Españoles”, dijo Solís.

Gracias a los resultados del LEMA “hay un antes y un después respecto a lo que sabemos tras la conquista de los españoles”, pues estos pueblos continuaron con su práctica de ofrendar y de dejar los objetos en los lagos del Sol y la Luna, y fuera de ellos a pesar de la conquista azteca y española, e incluso hasta nuestros días.

Prácticas clandestinas

De acuerdo con el artículo, entre los objetos que se hallaron en los lagos del Nevado, y que fueron luego datados en el LEMA, hay figurillas de madera con aspecto de rayos o serpiente, que pudieron haber sido ofrendadas en honor a Tlaloc, dios de la lluvia.

También se encontraron copales e inciensarios usados durante los rituales, además de espinas de maguey, que pudieron usarse para sangrar a personas y ofrecer dicho sacrificio a los dioses.

Todos esos objetos datan de fechas posteriores a la conquista. “Tenemos un ejemplo de unas espinas de maguey del año 1618 al 1682, periodo que calculamos ya es uno colonial. Esto te indica que eran precolombinas. Pero la mayor parte cesó, porque la mayoría de los objetos datan del previo a la conquista”, aseguró Solís.

Estudios a corta distancia

El estudio de los objetos encontrados en el Nevado de Toluca se ha hecho por años (alrededor del 2007) por antropólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). No obstante, debido a lo costoso que es la técnica para datarlos (Espectrometría de Masas con Aceleradores), antes solo se enviaban un par de piezas a analizar a otros países, por lo que se desconocía la edad de muchos.

Para datar los objetos son necesarios uno o dos gramos de éste que son procesados hasta obtener grafito. El polvo resultante es llevado al equipo en el que haces de iones de Cesio lo impactan a fin de extraer los iones de carbono.

Entonces se aplica un voltaje de extracción para obtener los iones negativos que serán introducidos en el acelerador. Dentro del acelerador, los isótopos del carbono, 12C, 13C y 14C así como cualquier isóbaro de masa 14 son separados. Los dos primeros isótopos del carbono son removidos mientras que el 14C (Carbono 14), se lleva hasta los detectores en donde es cuantificado, permitiendo la datación de los objetos.

“El grupo de arqueología subacuática del INAH ha estado trabajando durante muchos años ya sobre este sitio, pero ahora que ya tenemos el acelerador del LEMA, para datarlos aquí en México, aprovecharon y trajeron más objetos”, dice Solís.

Gracias a que existe un laboratorio mexicano para datar estos objetos arqueológicos, muchas otras muestras han podido ser datadas, lo que permite establecer un estudio más completo de los rituales en el Nevado de Toluca: su temporalidad y razones climáticas que pudieron haber influido en dichas prácticas.



Buzos encontraron los restos arqueológicos que más tarde se lograron datar en el LEMA. Foto: Notimex.