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Germinal Cocho, una semilla viva

Evelyn C. Ayala
9/may/2019

“El día que Germinal no esté con nosotros será como si se quemara la Biblioteca de Alejandría”. Hoy más que nunca resuenan estas palabras de Ricardo Mansilla, investigador del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades (CEIICH) porque, Germi, como le decían sus amigos, falleció hoy a sus 86 años en la Ciudad de México.

Germinal Cocho fue un prolífico investigador, que escribió más de 70 artículos de temas tan disímiles como la física nuclear y el modelado de la patogénesis del SIDA; desde la estructura del vacío cuántico hasta los patrones de color en peces; desde el origen extraterrestre de las moléculas orgánicas primigenias hasta las interacciones entre los quarks; desde la dinámica del código genético hasta la evolución de las palabras.

En todos sus trabajos, Germi siempre hizo lo mismo: tejer puentes entre distintas disciplinas.

Por eso se le considera un pionero en el área de los sistemas complejos, y uno de los primeros en combinar saberes con el fin de entender y proponer formas innovadoras de explicar los problemas de la sociedad.

Foto: Carlos Antonio Sánchez/UCIF.

Físico y médico

Adonis Germinal Cocho Gil nació en 1933 en España. Fue llamado Germinal por el séptimo mes del calendario revolucionario francés, que inicia el 21 de marzo y es, justamente, cuando la tierra germina. Haciendo honor a su nombre, Germinal dedicó su vida a germinar ideas.

Germinal llegó a México a los 11 años, a principios de los años 40 y como consecuencia de la emigración española producto del franquismo. En 1950 inició sus estudios de médico cirujano. Cuando vistió bata blanca practicó con cadáveres del Hospital General de México a lado de su maestro y director de la Unidad de Patología de la Facultad de Medicina, Ruy Pérez Tamayo. Poco tiempo después Germi escribió una tesis, junto con Elías Amador, basada en estudios experimentales sobre fisiología renal.

El investigador del Instituto de Física, Carlos Villarreal, relata que en algún momento de ese período, Germinal pensó en la posibilidad de que existieran elementos comunes, principios y leyes, entre los sistemas físicos, biológicos y sociales. Esta innovadora hipótesis, adelantada para su tiempo, se convirtió en una constante en toda su vida académica y fue también, en parte, lo que lo llevó a estudiar física, y luego a hacer la maestría en la UNAM, el doctorado en la Universidad de Princeton, en Estados Unidos, y un posdoctorado en el Centro Internacional de Física Teórica en Trieste.

En Trieste inició también una sobresaliente carrera docente. Adoptaba y entrenaba a jóvenes investigadores que con los años se volvieron reconocidos científicos. “Durante el período de 1965 a 1980, su línea principal de investigación fue la fenomenología de la física de altas energías, destacándose sus trabajos sobre el llamado efecto sombra en las colisiones de nucleones con núcleos a altas energías, así como las colisiones de protones a ángulos grandes”, cuenta Villarreal.

Foto: Unidad de Comunicación del Instituto de Física.

Pionero en los sistemas complejos

En los años 80, Germinal se dedicó a temas de cosmología e inició un seminario sobre esta área y sobre vacío cuántico que duró más de 15 años y en el que “se discutían ideas fantásticas y extravagantes sobre la estructura de las fluctuaciones cuánticas en un ambiente de cordialidad y tolerancia absoluta, pero con mucho rigor”, dice Villarreal.

Años más tarde Germinal emprendió su investigación en sistemas complejos, gracias a la cual desarrolló trabajos sobre los patrones de color en las serpientes y otros animales, o los motores moleculares capaces de transportar información biológica. También analizó las secuencias genéticas del virus del SIDA, que le permitieron formular modelos de la compleja dinámica del VIH y su interacción con células del sistema inmune.

Empeñado en tejer puentes entre disciplinas, Germinal fue uno de los primeros en proponer un programa de investigación sobre la dinámica de los sistemas complejos, que más tarde derivaría en el actual Departamento de Sistemas Complejos del Instituto de Física. Además fue uno de los actores más importantes para crear en 2012 el Centro de Ciencias de la Complejidad, el lugar dentro de la UNAM dedicado a analizar lo complejo desde la conexión de diversas disciplinas, tal y como lo hacía Germi.

Una semilla viva

Para Germinal Cocho cualquier tema o problema merecía atención pues era un investigador interesado en descubrir el mundo no solo a través del método científico sino también, en gran medida, por el interés exploratorio del que goza cualquier niño y que suele extinguirse en la vida adulta.

Ese interés acompañó a Germinal hasta el último de sus días, cuando aún se le vio en su cubículo y caminando por los pasillos del Instituto de Física.

Para Villarreal, Germinal fue siempre un buscador de la belleza que define a la unidad en la diversidad, al hallazgo de vínculos, de similitudes, de patrones escondidos. “En estos tiempos, en que la brutalidad y la intolerancia ensombrecen a nuestro planeta, obras como la de Germinal Cocho se tornan indispensables”, dice el académico.

Como consecuencia de su avidez por el conocimiento y por la vida, la comunidad científica lo homenajeó de diversas formas. En 2017, durante la presentación de su libro “Ciencia, Humanismo y Sociedad” y en 2018 con la medalla conmemorativa en la celebración de los 80 años del IF.

Recientemente el CEIICH realizó el documental “Germi”, en cuya presentación Cocho arrebató sonrisas y simpatías con sus palabras de cierre: “Mientras el cuerpo aguante pues sigo aquí en la UNAM, no tengo ninguna enfermedad seria, no puedo protestar de la vida, hago lo que me gusta, ayudo a la familia, vamos unidos, el mundo está muy revuelto, México también, siquiera puedo ayudar un poco en lo que puedo…”.

Hace solo unos días, el 1 de mayo, Germinal Cocho Gil celebraba un año más de vida. Ahora, el cubículo 221 del edificio Marcos Moshinsky del Instituto de Física ha quedado mudo y con un pizarrón verde abarrotado de ecuaciones escritas con gis amarillo. Ahora, la biblioteca del IF esperará por las tardes a Germi, el lector voraz que, quizá sin saberlo, era considerado para muchos una biblioteca andante.

Como su nombre lo indica, Germinal Cocho sembró semillas que han germinado y seguirán haciéndolo en sus estudiantes, sus colegas, su familia y en la comunidad de este Instituto que, si bien lo extrañará, continuará su labor para rendirle un homenaje permanente.

En paz descanse Germinal Cocho.

Foto: Unidad de Comunicación del Instituto de Física.