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Investigadora del IF es jurado de premio internacional entregado por la UNESCO

Sofía Flores Fuentes
14/12/21

En su primera edición, el Premio Internacional Mendeléiev UNESCO-Rusia de Ciencias Básicas fue otorgado a los profesores Vincenzo Balzani y Yuri Oganessian por la recomendación del jurado internacional conformado por distintas personalidades, entre las que se encuentra la doctora Ana María Cetto Kramis, investigadora del departamento de física teórica del Instituto de Física de la UNAM.

Además de formar parte del jurado, la doctora Cetto Kramis fue vicepresidenta del mismo, algo que reconoció hacerla sentir honrada, pues se le eligió entre alrededor de 66 candidatos para desempeñar dicho cargo. “El que me hayan elegido como parte de los 7 finalistas que conformaron el jurado permite que los valores que he cultivado como científica sean tomados en cuenta. Para mí la ciencia tiene un valor per se, pero también considero esencial tomar en cuenta que le da beneficios a la humanidad”, mencionó.

La doctora Ana María Cetto Kramis (tercera de derecha a izquierda) con los premiados y otras autoridades que formaron parte del reconocimiento. Fotografía cortesía de la doctora Cetto.

Este Premio, creado y financiado por el Gobierno de la Federación de Rusia, tiene como propósito hacer conciencia sobre la importancia de las matemáticas, la física, química y biología en la sociedad, así como de fomentar el progreso científico, la divulgación científica y la cooperación internacional. Surgió a raíz de la celebración del Año Internacional de la Tabla Periódica de los Elementos Químicos, en 2019, a manera de homenaje a Dimitri Mendeléiev, creador de la clasificación periódica de los elementos. La entrega de los reconocimientos se llevó a cabo el pasado 15 de noviembre en las instalaciones de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).

El Premio Mendeléiev se da a científicos destacados en su terreno, pero cuyo trabajo también impulsa o tiene el potencial de impulsar una transformación en el planeta y en la sociedad humana. “El que esté asociado a la UNESCO significa que se reconoce a personas cuyo trabajo está alineado a los valores de la organización, es decir, la defensa de la paz y del medio ambiente, la distinción a la ciencia como patrimonio universal y la procuración de los derechos humanos. El reconocimiento no es sólo a la ciencia, sino también al beneficio que aporta a la humanidad”, explicó la doctora Cetto Kramis. De esta manera, el galardón no está en competencia con el Premio Nobel, destinado a reconocer a personas destacadas por sus logros científicos, sino que más bien es un buen complemento.

Asimismo, se busca que las personas reconocidas dejen en el mundo una huella similar a la de Mendeleiev en términos del alcance explicativo de la naturaleza y del Universo y de las puertas que abre hacia nuevas vertientes en la investigación; que también sean individuos que representen la pluralidad geográfica y disciplinar del gremio científico, lo mismo que sucede en la conformación del jurado. “La selección de los primeros premiados era muy importante, porque marca la pauta para las siguientes entregas”, comentó la doctora Cetto.

Este año, el Premio se otorgó a los profesores Balzani y Oganessian; el primero, de origen italiano, por el impacto de largo aliento en las ciencias químicas básicas y por sus esfuerzos para promover la cooperación internacional, la educación de la ciencia y el desarrollo sostenible; el segundo, de origen ruso, por los hallazgos que le permitieron extender la tabla periódica de los elementos químicos y por su promoción de las ciencias básicas a una escala global.

Ante la decisión de elegir a estos dos investigadores, la doctora Cetto Kramis mencionó lo grato del proceso, pero también la complicación en la selección, debido a que se recibe un buen número de nominaciones de personas destacadas a nivel mundial. “Te das cuenta del valioso trabajo que cada uno de ellos ha hecho y te da gusto que haya científicos tan comprometidos con su trabajo y, a la vez, con la repercusión del mismo”, mencionó la doctora Cetto Kramis. Agregó que en la lista hubo varios candidatos de México y se lamentó por la poca presencia de mujeres candidatas.

En el caso del profesor Balzani, la doctora Cetto destacó su trabajo en la fotoquímica inorgánica y fotoquímica supramolecular, motivado por encontrar formas de captar la energía de la luz con fines de entender cómo aprovecharla como un recurso energético. “Es un trabajo científico de primera línea y con motivación social, ambiental y económica”, explicó. Para el profesor Oganessian, detalló que él “ha hecho un trabajo de primera línea en el área de química, pero relacionado con la física nuclear. Sus trabajos teóricos y experimentales son los que condujeron al descubrimiento de la forma de construir nuevos núcleos de elementos atómicos, los súper pesados. Por su trabajo se ha logrado llegar a 16 elementos nuevos de la tabla periódica (el más reciente, el oganesón, lleva su nombre), esto porque, desde un punto de vista teórico, él identificó que la tabla periódica se está acercando a lo que se llama una isla de estabilidad (elementos estables por una fracción de segundos)”, explicó la investigadora del IF.

Para poder formar parte de la lista de candidatos, es necesario que los científicos sean nominados por instituciones gubernamentales o académicas y recomendados por científicos que conocen su trabajo y valoran su impacto, una situación que podría ser limitante, pero que también ayuda como filtro de selección en términos de trayectoria y prestigio. “Este proceso de nominación asegura que se presenten personas reconocidas por su comunidad gracias a su trabajo destacado y sus aportaciones”, mencionó la doctora Cetto.

La doctora Cetto formó parte de la ceremonia de entrega en la UNESCO, misma que reconoció como festiva y formal. Fue la encargada de presentar el premio a Oganessian, algo que la emocionó de una manera indescriptible y que le hizo recordar cuando a fines de los años 70 le correspondió entregar el Honoris causa al doctor Alexander Oparin en la UNAM. Además, reconoció el gusto de poder intercambiar experiencias también con el doctor Balzani, con quien comparte su interés por la captura de la energía en el proceso fotosintético, así como con el resto del jurado.

La doctora Cetto Kramis otorgó el premio al profesor Oganessian. Fotografía cortesía de la doctora Cetto.

Finalmente, la doctora Cetto Kramis reconoció el valor de este tipo de premios a la comunidad científica: “estoy convencida de que no es por los premios que uno hace ciencia y se dedica con ahínco a ella. Sin embargo, este Premio sirve de ejemplo para otros colegas a la vez que permite al público reconocer la importancia del trabajo científico y las contribuciones de la ciencia a la humanidad y al bienestar.”