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Recibe Ana María Cetto primera edición del Premio OGANESSON

Evelyn C. Ayala
22/feb/2024

Por su “destacado trabajo científico en el campo de la mecánica cuántica y la física teórica, por su enorme contribución personal al fortalecimiento de la cooperación científica mundial en nombre de la paz y el desarrollo sostenible”, recibió la investigadora Ana María Cetto el Premio OGANESSON, el pasado 16 de febrero en el Museo Pushkin, en Moscú, Rusia.

De acuerdo con su página web, el Premio OGANESSON se otorga anualmente a quienes tengan logros significativos en la investigación teórica y experimental en campos variados como “física, química, biología, problemas aplicados, así como por actividades creativas en el campo de la educación y la divulgación de la ciencia”.

Se especifica que quienes se postulen al Premio, pueden participar de forma individual o grupal (máximo de 3 personas) “cuya contribución haya sido decisiva en la solución de problemas científicos y proyectos de divulgación”, asegura.

Por ello, la investigadora en física cuántica y divulgadora de la ciencia, Ana María Cetto, fue una de los tres galardonados, junto a Mikhail Efimovich, investigador en Historia del Arte, y a Valeria Pershina, investigadora en química. En la categoría de Jóvenes Galardonados se premió a Vasili Alekseevich Semin.

Este Premio surgió de otro, el Premio Científico Sberbank otorgado en 2022 al investigador y miembro de la Academia de Ciencias de Rusia, Yuri Oganesyián, en cuyo honor el elemento 118 lleva el nombre de oganesón y quien utilizó los 20 millones de rublos que le fueron otorgados para crear, en abril de 2023, el Premio OGANESSON, con el apoyo del Instituto Central de Investigaciones Nucleares (JINR, por sus siglas en inglés).

Foto: JINR

Ana María Cetto: una vida dedicada a la luz y a la teoría cuántica

De acuerdo con la página del Instituto, la investigadora Ana María Cetto agradeció a su esposo por haberla puesto en contacto con la ciencia y la cultura rusas, y aseguró que para ella, como miembro del Consejo Científico del JINR, era importante crear conexiones internacionales en las que “debemos entendernos, no solo en la ciencia, sino también en la vida cotidiana, porque sin esto, no habrá paz. Para mí solo hay una ciencia: la ciencia para la paz”.

Sobre el tiempo dedicado a su línea de investigación, Ana María Cetto explicó en entrevista que: “este trabajo que he hecho durante más de 50 años, no sola, sino con mis colaboradores, no siempre es justamente reconocido porque hay trabajo de frontera que rompe dogmas. Trabajar en los fundamentos de la mecánica cuántica y en una línea que se aparta de la corriente principal, siempre significa romper barreras y formas de pensar establecidas”, aseguró.

La mecánica cuántica, dice la investigadora, parece ser un mundo misterioso o mágico que obliga a pensarla y descubrirla en formas no tradicionales y bajo comprensiones distintas a las que por décadas han analizado esta línea de investigación.

“Lo que hemos estado haciendo no es simplemente salir con una interpretación más, sino ver cuál es el trasfondo de la mecánica cuántica, qué es lo que realmente nos está diciendo y para ello hemos buscado construir una teoría que nos explique los fenómenos cuánticos, que no los postule simplemente o que no los interprete, sino que nos permita entenderlos. Y en esta teoría, la interacción de la luz con la materia juega un rol central”, explica.

La mecánica cuántica es, por definición, la rama de la física que estudia la materia en escalas atómica o subatómica, sin embargo, para Ana María Cetto, la forma más acertada de estudiar este campo no es a través del comportamiento individual de los átomos sino a partir de la asociación de ecuaciones a un comportamiento representativo de los fenómenos.

Además de su investigación, ampliamente reconocida tanto en México como en el extranjero, también se le valora su trabajo incansable en el campo de la divulgación científica. Fue una de las impulsoras para que la Organización de las Naciones Unidas estableciera el año 2015 como el Año Internacional de la Luz y las Tecnologías Ópticas, y en 2023 recibió el Premio Kalinga de la UNESCO.

“Ahora estamos trabajando para que las Naciones Unidas declaren el Año Internacional y la Física Cuántica. Y justo escogimos el año 2025 porque en ese año se celebrará el centenario de la publicación de los primeros trabajos del formalismo cuántico. O sea, se puede decir que se celebrará el nacimiento formal de la mecánica cuántica”, adelantó.

En los últimos años, la investigadora no solo ha ofrecido decenas de charlas y ha participado en eventos de divulgación dedicados al público no especializado sino que también fue el motor para crear el Museo de la Luz, un recinto que fue único en su tipo por dedicar sus salas a la importancia que tiene la luz en la vida del ser humano.

Aunque la motivación principal de la investigadora no sea la obtención de premios, reconoce que “los premios se crean por dos razones: una es para dar a conocer a la institución o al organismo, y otro para justamente reconocer públicamente los méritos de una persona o de la instancia que es premiada y puede servir de estímulo a otras personas y para resaltar o destacar el valor de la obra premiada. Y esto último sí, me parece importante”, asegura.

Foto: JINR