Evelyn C. Ayala14/mayo/2024
A los 85 años, falleció el investigador Eugenio Ley Koo, destacado por sus contribuciones en el campo de la física teórica (atómica y molecular), especialmente en los campos ópticos vectoriales, la superintegrabilidad de vórtices, sistemas confinados, entre otros.
De apellido extranjero pero reconocido como consanguíneo por demostrar su cercanía y calidez con la gente que le rodeaba. Así es recordado Ley Koo, quien nació en la Ciudad de México el 20 de marzo de 1939.
Su familia, de origen chino, viajó a Sonora, México, a principios del siglo XX, para luego mudarse a Puebla y finalmente a la Ciudad de México, de acuerdo con Zen Ping, del portal web China Today. Para entonces, la familia de Ley Koo estaba conformada por su padre, su madre, sus dos hermanas y cuatro hermanos.
Eugenio Ley Koo comenzó sus estudios de licenciatura en física en la Escuela de Ciencias Físico Matemáticas de la Universidad Autónoma de Puebla, mismos que culminó en 1959 con la tesis “Radioisótopos: Teoría y Experimentación”.
Para entonces, Ley Koo ya se había desarrollado como profesional en la Comisión Nacional de Energía Nuclear y se asomaba entre los pasillos de la Facultad de Ciencias y el Instituto de Física de la UNAM, como guía de cursos de radioisótopos.
A los 21 años había comenzado sus estudios de posgrado en la Universidad de Indiana, Bloomington, en Estados Unidos, para terminar el doctorado con tan solo 25 años de edad, con la tesis “Signs of Beta-Moments and Expectations for the Asymmetry Parameters in Beta-Emissions”.
A su regreso a México, le esperaba un lugar como profesor en la Universidad Autónoma de Puebla. Tiempo después, en 1966, la UNAM lo recibía como profesor de la Facultad de Ciencias de la UNAM, y como investigador en el Instituto de Física.
Su ardua labor lo llevó a recibir el Premio Universidad Nacional 1997 en docencia en ciencias exactas, la Medalla Académica de la Sociedad Mexicana de Física en 1987, y las Medallas al Mérito Universitario.
El alcance de su pasión por la física, la enseñanza y la divulgación de la ciencia, lo llevó a incidir en el desarrollo de cientos de estudiantes de la carrera de física, contar con decenas de publicaciones en revistas indizadas como Physical Review, entre otros logros destacados como fungir como presidente de la Sociedad Mexicana de Física donde impulsó la Olimpiada Nacional de Física, de acuerdo con la Universidad de Sonora.
Quien fuera su alumno en 1969, el Dr. Salvador Antonio Cruz Jiménez, investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Iztapalapa (UAM-I), describe a Eugenio Ley Koo como “maestro riguroso y afable”. Escribe en un artículo “es claro que la vocación científica de Eugenio Ley Koo ha sido el motor que mueve su interés y pasión por la investigación, mismo que le permite compartir su conocimiento con estudiantes y colegas, iluminando las diversas tramas de su obra. Su gentileza y franqueza van de la mano con su calidad humana, sin soberbias ni egocentrismos. Hace poco, Eugenio me comentaba que para él es más importante reconocer el papel que otros colegas han tenido en el desempeño de su carrera científica y la labor que en conjunto han hecho en México por el desarrollo de la ciencia”.
Eugenio Ley Koo nunca se retiró, trabajó incansablemente esperando siempre volver al IFUNAM, el lugar que lo seguirá viendo a través de sus estudiantes y colegas a quienes recibió cálidamente en su cubículo 248 del Edificio Marcos Moshinsky. Su pizarrón quedará marcado con la tiza amarilla como la huella imborrable que ha dejado en sus alumnas y alumnos de la Facultad de Ciencias.