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Luego del terremoto y el tsunami que dieron como resultado la explosión en la planta nuclear de Fukushima en marzo del 2011, investigadores japoneses descubrieron cambios morfológicos en un tipo de mariposas y concluyeron que habían sido provocados por la radiación.

Frente a los resultados, que desencadenaron debates sobre los efectos de la radiación en especies animales (incluidos, los seres humanos), Guillermo Espinosa, del IFUNAM, sugiere evitar el alarmismo. El investigador da sus razones en esta nota de El Universal, escrita por Karina Maldonado Portillo, de Noticias IFUNAM.