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El béisbol: más física que suerte

Aleida Rueda
3/jun/2013

“Para divulgar la ciencia es necesario conectarla con actividades de la vida cotidiana”, dijo el investigador del IFUNAM Jorge Flores Valdés al cerrar el ciclo de conferencias magistrales de la VXII Reunión de la Red Pop (Red de Popularización de la Ciencia y la Técnica en América Latina y el Caribe) y el XIX Congreso Nacional de la Sociedad Mexicana para la Divulgación de la Ciencia y la Técnica, que se llevó a cabo del 20 al 24 de mayo en Zacatecas.

Para ello definió varias avenidas: la del arte, la salud, el crimen, los juegos y el deporte. Un ejemplo de la divulgación de la ciencia por la avenida del arte, dijo, puede apreciarse en la Sala de Matemáticas del Museo de Ciencias Universum; y un ejemplo del uso de la avenida del deporte lo mostró él mismo con una charla centrada en la ciencia del béisbol.

¿Qué se necesita para entender el béisbol? Muy posiblemente las posiciones de los jugadores, el proceso de juego, las reglas de pitcheo y bateo, pero además, de acuerdo con Flores Valdés, varios conceptos de física.

Hay mucha física en el béisbol que mucha gente no sabe, para empezar, explicó, es necesario conocer las herramientas: la pelota, que mide 22 cm, pesa una séptima parte de un kilogramo y tiene (cosa importante) costuras. Por otro lado está el bate, que mide alrededor de un metro, tiene 7 cm en su diámetro más grueso y pesa un kilo.

De acuerdo con él, pegarle a una pelota de esas dimensiones con un bate así es prácticamente imposible. Para lograrlo es necesario mucho entrenamiento pero sobre todo una buena vista.

“La pelota que lanza un buen pítcher va a 150 kilómetros por hora; recorre los 20 metros (entre el montículo y el plato o home) en medio segundo. Medio segundo es el tiempo en que todo el sistema de conocimiento tarda en hacer conciencia. Eso quiere decir que entre el momento en que el pítcher suelta la pelota y llega al plato (donde está el bateador) ha transcurrido un tiempo en el cual el bateador no es capaz de tener conciencia”, explicó el investigador.

A pesar de no tener conciencia, el bateador le pega a la bola. La razón de su proeza radica en su agudeza visual que le permite ver cómo sale la pelota de la mano del lanzador guiado por las costuras de la misma. Así, dependiendo del giro de la costura es el eje de rotación.

“El entrenamiento hace que sea un acto reflejo, no un acto consciente, pero lo ha hecho tantas veces y ha visto cómo reacciona la pelota que el tipo mueve el bate de acuerdo con eso”, dijo Flores.

Si el pítcher lanzara la pelota de una sola forma, esta predicción sería inútil. Pero lo que hace complicado (y divertido) al juego, es que el pítcher puede darle efectos distintos a la bola en función de cómo la lanza. Dependiendo de si éste coloca los dedos siguiendo las costuras o transversalmente a ellas, por ejemplo, la bola sale con una trayectoria u otra.

Prever este movimiento aún con una vista de halcón es difícil porque en él interceden diversas fuerzas físicas: la de gravedad, que jala la bola a la Tierra; la de viscosidad, que hace que se mueva justamente en un fluido viscoso (el aire); y la fuerza de Magnus, que tiene que ver con el giro de la pelota.

La fuerza de gravedad hace que en su camino la pelota caiga hacia el home. Un aspecto interesante es que no cae siempre de la misma forma: una bola rápida cae medio metro, mientras que una bola lenta (una curva) cae metro y medio. Eso explica por qué el pítcher está ubicado en el montículo tan alto: “porque la bola que lanza cae muchísimo”.

Pero hay además otros elementos de la física útiles para entender el movimiento de la bola como el principio de Bernoulli que dice que cuando un fluido se empieza a mover, su presión disminuye. Esto es lo que hace volar a los aviones: cuando la velocidad del aire es mayor arriba que abajo, la presión arriba disminuye y el ala sube.

En el caso de la pelota, el principio de Bernoulli se manifiesta cuando de un lado aumenta la velocidad del aire y se reduce la presión, lo que haría que la bola se desviara. Pero eso no explica del todo su desviación, dice el investigador. Para ello, es necesario entender el último elemento: la fuerza de Magnus.

“Cuando la pelota es lanzada, se produce una zona en el fluido que es caótica y que genera una fuerza perpendicular a la velocidad de la bola en el aire”, dice Flores. En un lado de la bola, el aire va más rápido pues su velocidad aumenta por el arrastre del giro, mientras que en el otro, el aire va más despacio ya que el giro de la bola se opone a la corriente del aire.


Fuerza de Magnus.

Esta fuerza de Magnus, sumada al efecto del principio de Bernoulli, es lo que daría las pistas para entender el movimiento de una esfera en el aire. Sin embargo, destacó Flores Valdés, “el movimiento de la pelota en un fluido viscoso es una cuestión no resuelta todavía en la física actual".

El investigador concluyó su charla cuestionando la utilidad de estos conocimientos para los mismos beisbolistas: “enseñarles física a los deportistas es inútil, lo que sí sería útil es enseñarles más biomecánica, para que sepan cómo funciona su cuerpo”.


Flores Valdés en su charla magistral del 23 de mayo, 2013. Foto: Somedicyt.

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