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Fármacos contra el cáncer que valen oro

Mariana G. Sixtos
3/dic/2013

El aumento de casos de cáncer en seres humanos ha obligado a la ciencia a aumentar también las estrategias para combatirlo. Una de ellas son los radiofármacos, sustancias químicas que contienen un átomo radiactivo y que son utilizadas en Física Médica para la obtención de imágenes más precisas de una afección o para curar o disminuir el tamaño de un tumor.

De acuerdo Clara Leticia Santos Cuevas, investigadora del Instituto Nacional de Investigaciones Nucleares (ININ), quien dio una conferencia acerca de los radiofármacos el 7 de noviembre, el objetivo de su trabajo es obtener imágenes más nítidas de una neoplasia (un tumor canceroso) y en el mejor de los casos, curarla.

Su método consiste en diseñar radiofármacos utilizando péptidos (un péptido es una molécula formada por aminoácidos) con un átomo radioactivo. La selección de estas moléculas es esencial en este caso: los péptidos estimulan, regulan o inhiben funciones actuando como transmisores de información y coordinan actividades en varios tejidos.

En células cancerígenas, los receptores de péptidos reguladores están sobreexpresados por lo que el radiofármaco se concentra en las células dañadas, facilitando la detección de los tumores malignos primarios junto con su metástasis (proceso de propagación del cáncer).

Además de este método para hacer ‘visibles’ los tumores, se han desarrollado otros radiofármacos (como el octreóctido y la bombesina) para intentar erradicar el cáncer de un ser vivo.

Hasta ahora se han obtenido resultados bastante satisfactorios combinando el péptido con nanopartículas de oro, el cual en tan bajas cantidades es inofensivo para el ser humano (en altas cantidades puede –como toda radiactividad-, modificar el comportamiento celular de un ser vivo).

El octreóctido tiene la función de detectar el tumor y la metástasis. Su principal ventaja es que se elimina por medio de la orina. La bombesina es una hormona neuropéptida (que se transforma por medio de la sinapsis) que, al unirse con un péptido liberador de gastrina (se encarga de potencializar el crecimiento de células cancerosas en el caso del cáncer de mama), facilita el diagnóstico en etapa temprana.

Hasta ahora los experimentos se han realizado solamente en ratas, ya que estos tienen una composición química parecida a la del humano lo que ayuda a observar cómo el oro es metabolizado fácilmente y permite diferenciarlo entre los radiofármacos utilizados.

Hasta el momento estos experimentos han resultados satisfactorios en la detección de cánceres de pulmón, páncreas, de mama, metástasis hepáticas, gastrinomas y varios procesos infecciosos, primero, analizando muestras in vitro, para luego hacerlas in vivo.

El siguiente paso, como comentó la investigadora Leticia Santos, es poder llegar al punto de establecer un método complementario a la mastografía y ofrecer radiofármacos terapéuticos en seres humanos.


Clara Leticia Santos Cuevas en el IFUNAM. Foto: Mariana G. Sixtos.