Unidad de Comunicación

Noticias - Las mentiras piadosas unen a la sociedad

Las mentiras piadosas unen a la sociedad

Christian Coria
11/ago/2014

Mentimos... y mentimos mucho. Estudios recientes, elaborados con base en encuestas en Estados Unidos, revelan que el promedio de mentiras por día de la población es de 1.65. Y a pesar de lo común que resulta mentir en nuestra sociedad, se ha preservado la idea de que mentir es malo, que el deshonesto termina mal y causa daño a todo aquel afectado por sus mentiras.

¿De verdad lo es? ¿Cómo es que a pesar de tanta deshonestidad seguimos siendo una sociedad funcional?

En un artículo publicado el pasado 23 de julio en la revista Proceedings of the Royal Society B., Rafael A. Barrio, del Instituto de Física de la UNAM, junto con Gerardo Íñiguez y Kimmo Kaski, de la Aalto University School of Science, Tzipe Govezensky, del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM, y Robin Dumbar, de la Universidad de Oxford, intentaron responder estas preguntas.

“En este trabajo, nos centramos en el impacto que la mentira tiene en la coherencia y la estructura de las redes sociales y usamos un modelo reciente de dinámica de opinión para explorarla”, mencionan los autores en el artículo.

Como nos enseñan desde la infancia, algunas mentiras son peores que otras, las llamadas “mentiras blancas” suelen tener un “buen” motivo y no afectan de manera tan negativa como las “mentiras negras” o malintencionadas que por lo general tienen un motivo que beneficia a quien la dice y perjudica a quienes las reciben.

En su artículo “Effects of Deception in Social Networks”, Rafael Barrio y colegas denominan a las blancas como “mentiras pro-sociales” y a las negras como “mentiras antisociales”.

"Un ejemplo de mentira pro-social sería decirle a tu hijo de 7 años que su melodía en el violín suena muy bien, para que no se desanime, aunque suene horrible. Una mentira antisocial sería decirle a un amigo que su esposa lo engaña con otro", explica Barrio.

El modelo consistió en recrear una red social en la que cada individuo que la conforma tiene una opinión acerca de un tema en particular que varía entre estar totalmente de acuerdo y totalmente desacuerdo. Estas opiniones son afectadas por las interacciones con los demás individuos y por el promedio de las opiniones de la red completa.

Cuando las opiniones difieren demasiado, los enlaces entre la red se debilitan y cuando sucede lo contrario se fortalecen.

“En el estudio cada individuo tiene asignadas dos variables, que pueden tener un valor entre 1 (totalmente de acuerdo) y -1 (total desacuerdo). Una representa su verdadera opinión y por lo tanto es privada, y la otra es la opinión que los demás creen que tiene. El tamaño de la mentira es la diferencia entre estos dos valores”, comenta Barrio.

Cuando las mentiras de los individuos contribuyen a la cohesión de la red, o sea que la diferencia de opiniones disminuye, fueron consideradas pro-sociales, mientras que aquellas que tienden a diversificar en mayor medida la opinión fueron llamadas antisociales.

Lo que encontraron después de echar a andar la simulación es que, como suele decirse, los excesos son siempre malos. Cuando todo mundo es honesto, la red se vuelve una masa en la que no existe diversidad de opiniones, lo que no contribuye a tener una red equilibrada. Y por otro lado, cuando todos son deshonestos en una manera antisocial, es decir, con el fin de obtener un beneficio personal sin importar el beneficio general de la red, la diversidad es demasiada y tampoco se logra un equilibrio.

Así pues, de acuerdo con los investigadores, el equilibrio se logra cuando existe una cierta cantidad de engaño por parte de los individuos de la red social. Siempre y cuando este engaño sea pro-social o, lo que es igual, que al llevarlo a cabo se tome en cuenta el beneficio de la red completa.

Los resultados del estudio se pueden apreciar en la siguiente gráfica, en la cual se muestran los efectos de las mentiras pro y antisociales en sociedades totalmente honestas, semi-honestas o totalmente deshonestas.

La primera gráfica muestra cómo una sociedad totalmente honesta no es más que una masa sin diversidad de opiniones.


Sociedad honesta.

El engaño pro-social en una sociedad semi-honesta, tiende a separar a los individuos en dos grandes grupos con enlaces muy fuertes entre los individuos de cada grupo, pero débiles entre los grupos.

En una sociedad totalmente deshonesta con engaño pro-social, los dos grupos antes mencionados, se fragmentan a parte en pequeñas sub-comunidades con enlaces débiles entres ellos.


Comparación del comportamiento pro social en sociedades semi-honestas y deshonestas.

En una sociedad totalmente deshonesta, con engaño pro-social, se forman también pequeñas sub-comunidades, pero esta vez no existen los dos grandes grupos como en el caso anterior, además de que los enlaces entre los grupos son débiles.

En el extremo en el que existe una sociedad totalmente deshonesta con mentiras antisociales, los sub-grupos que se formas están muy separados, sus enlaces son demasiado débiles y en algunas ocasiones inexistentes.


Comparación del comportamiento anti social en sociedades semi-honestas y deshonestas.

Al hablar de enlaces entre individuos, los autores se refieren a la comunicación entre ellos, a lo que los une como comunidad o red social. Por ello el que estos enlaces se debiliten o fortalezcan se vuele un factor importante en la estructura de la red.

Los resultados de este estudio sugieren que no todas las mentiras son malas ni necesariamente destructivas. De hecho, explica Barrio, “algunas mentiras fortalecen la cohesión de la sociedad como un todo y ayudan a crear enlaces con otras personas. Algunas mentiras pueden ser realmente esenciales para el buen funcionamiento de la sociedad. Entonces, el balance entre las mentiras pro y antisociales puede ser crucial en la conformación de la estructura social”.