Reyna Alejandra Fonseca Velázquez25/mar/2015
Desde pequeño supo que lo suyo era la ciencia. Por ella decidió estudiar física. Por ella inició una travesía de varios años que incluyó estancias en Inglaterra, Grecia y Singapur. Y es ella quien lo trae de vuelta, como uno de los nuevos investigadores del Instituto de Física.
Daniel Sahagún Sánchez creció en el estado de México. A los 18 años ingresó a la Facultad de Ciencias de la UNAM y después de cinco años obtuvo el grado de Físico con la tesis: “Cálculos del espectro de absorción de Ce3+ y Ce4+, y comparación con el experimento”, con José Ignacio Jiménez Mier y Terán como asesor.
En cuanto terminó la carrera continuó sus estudios en el extranjero para cubrir en una escala internacional sus inquietudes hacia la física experimental.
Inicialmente estuvo trabajando en un laboratorio de cristales líquidos en Manchester, sin embargo, después de un año descubrió que lo que a él realmente le apasionaba era la óptica cuántica, así que se trasladó a la Universidad de Sussex.
Después de seis meses el equipo completo cambió de sede y se incorporó al Imperial College, en Londres. Concluyó sus estudios de doctorado ahí con la asesoría del físico británico Ed Hinds, famoso por sus estudios de materia fría, electrodinámica cuántica y medidas de precisión.
Las principales investigaciones de Sahagún han sido en torno a microchips atómicos, que son superficies semiconductoras (o cerámicas) cubiertas con un conductor en forma de cables, donde se generan campos magnéticos que atrapan átomos. La particularidad de estos microchips atómicos es que trabajan con el condensado de Bose-Einstein, es decir, los átomos atrapados son “ultra-fríos”.
Su tesis de doctorado fue un estudio de las limitaciones de la interacción de los átomos fríos con la superficie que conforma a los microchips.
“Nuestra contribución ahí fue ayudar a que se escogieran mejor los materiales y se diseñaran mejor los microchips (…) y encontramos que la forma en la que se deposita el conductor sobre el substrato, y el grosor de los cables ayudan a que la conducción mejore. Además de que entre mejor sea el conductor utilizado, las trampas quedan más apretadas y eso hace que el condensado sea mucho más fácil”, explica Sahagún.
Al terminar el doctorado fue contratado en el Laboratorio de Condensado de Bose-Einstein en el Instituto de Estructura Electrónica y Láseres en Creta, Grecia. Ahí colaboró con el investigador alemán Wolf von Klitzing, líder del grupo. Este laboratorio también se dedica a la investigación con átomos ultra-fríos pero con tecnología distinta a los chips atómicos.
Con von Klitzing, Daniel Sahagún aprendió a montar un laboratorio, muy similar al del Imperial College London, y con ello, adquiriría las herramientas para cumplir su deseo de montar un laboratorio de este tipo en México, quizás sin prever que en poco tiempo se haría realidad.
“Ahí aprendí a planear un laboratorio, notar qué tecnología es más importante”, agrega Sahagún. De hecho, él mismo diseñó y construyó el sistema de láseres que era de las tecnologías más importantes para el laboratorio.
Luego de pasar cuatro años en Grecia, Sahagún viajó a Singapur para establecer otro laboratorio de chips atómicos.
“Como yo tenía mucha experiencia haciendo chips me pusieron a hacerlos”, comenta el investigador. En Singapur, su labor fue diseñar chips atómicos e integrarles fibra óptica para poner en interacción a los átomos fríos con plasmones.
Sin embargo, no estuvo el tiempo suficiente para ver los resultados del experimento, del cual se espera lograr una mejor manipulación de los átomos fríos, ahora limitada por la longitud de onda de la luz.
En la actualidad Sahagún cuenta con 9 artículos publicados con más de 200 citas y como nuevo investigador del IFUNAM, tiene el proyecto de instalar un laboratorio. Este será la sede principal de un laboratorio más grande de nombre: Laboratorio Nacional de Materia Cuántica y trabajará con la colaboración de los investigadores: Rocío Jáuregui, Víctor Romero, Karen Volke, Jorge Seman y Carlos Pineda.
El laboratorio estará terminado en el 2015 y en año y medio, aproximadamente, puede entrar en funcionamiento.
Además de la óptica cuántica, Daniel Sahagún tiene otras pasiones: el buceo y la fotografía sub-acuática, que practica desde sus años como estudiante de la UNAM. Además, hace capoeira y tiene un proyecto de danza experimental donde mezcla la ciencia y la danza.
Su experiencia en esta fusión lo ha llevado a participar en proyectos como el documental sobre física cuántica “Reality Lost”, del director Karol Jalochowski, en el que realizó performances para representar conceptos como el encriptamiento cuántico durante su estancia en Singapur.
“El verdadero motivo de venir a México fue personal”, sin embargo cubrir la nueva plaza en el IFUNAM “significa una buena oportunidad para desarrollarme en lo que quiero”.